LA CRISIS Y EL PARO

Según datos del INE (Instituto Nacional de Estadística), el ritmo de aumento del desempleo a finales del mes de abril ha sido de 6 parados al minuto, 400 parados por cada hora y casi 9.000 al día, tomando como referencia la Encuesta de Población Activa.

Esto supone que a finales del mes de marzo, el paro alcanzó la cifra de 4.010.700 desempleados, lo que supone el porcentaje de parados más elevado desde 1998.

El hecho de que durante el primer trimestre del año más de 800.000 ciudadanos hayan quedado desempleados, supone todo un record en la economía española nunca visto.

Hasta ahora el sector más castigado había sido el de la construcción, pero desde principios de año ha sido superado por el sector servicios, contaminado también por la caída del consumo. Esto significa que la crisis ha llegado también al pequeño comercio y a las empresas familiares, las más afectadas por la caída del consumo.

Según el INE, en España ya hay más de 1 millón de familias en las que ninguno de sus miembros trabaja. De esa cifra total, hay 470.000 familias que no disponen de ningún tipo de renta, pensión o subsidio, lo que supone que se encuentran en la más absoluta indigencia.

Ante estos datos tan alarmantes, era de esperar que el Gobierno reaccionase, sin embargo la Ministra de Economía, Elena Salgado se limita a comparecer ante los medios para decir que el paro era peor de lo esperado y que mejorará en abril.

Por lo que se puede ver, el Gobierno ante esta situación tan alarmante, descarta adoptar medidas inmediatas, indicando simplemente que es necesario el consenso entre los agentes sociales a pesar del profundo desacuerdo que existe en su seno.

Habrá que ver, como el dijo el ciego, hasta donde va a llegar el ejecutivo, porque a este ritmo de crecimiento, es perfectamente posible alcanzar la cifra de cinco millones de desempleados antes de acabar el año. Nadie parece saber cuando se puede detener esta espiral de destrucción de puestos de trabajo.

No resultaría inesperado que de esta situación se desatase el riesgo de un estallido social que pondría en peligro la viabilidad del sistema y el progreso alcanzado en los últimos años. La situación es tan grave, que requiere medidas que sólo pueden adoptarse con el consenso de los dos partidos mayoritarios, algo que además conseguiría generar un atisbo de confianza entre los ciudadanos.

Angeles

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